La acción es ascendente en la zona del ex Abasto. La primera jornada del Campeonato Sudamericano de beach voley empezó, en cuanto al juego, de modo similar al clima: mal al inicio y con una mejoría sobre el final. Cuando el mediodía se acercaba, la temperatura subió un poco, al igual que el nivel de juego, pero sólo un poco. La reserva de energías promete ser gastada, ya que hoy desde las 8.30 cuando comience el segundo día de competencia. Pero ojo, algo hay que guardar para el cierre de mañana.
La lluvia retrasó un poco lo planeado, pero no fue impedimento para que los verdaderos protagonistas elogiaran las instalaciones donde se desarrolla, puesto que por primera vez jugaban en el estacionamiento de un hotel. “Nunca me lo imaginé. No pensé que iba a competir en un lugar así”, reconoció el ecuatoriano Daniel Maldonado Quinteros. Junto a su hermano Javier regresan a la competencia tras un año y en el primer día cayeron ante Argentina por 2 a 1 (21-19, 18-21 y 21-18) y Brasil por 2 a 0 (22-20 y 21-16). “El nivel es altísimo”, sentenció Javier. Los hermanos viven en Quito que, como Tucumán, no tiene playa. “Nadie juega en la ciudad. Nos las ingeniamos para entrenar en un lugar cerrado; es complicado porque no hay viento, ni sol, ni otros factores climáticos que hay al aire libre”, añadió.
Otra dupla que por primera vez pisa tierras tucumanas es la paraguaya formada por Michelle Valiente y Erika Mongelos. “Empezamos mal, pero terminamos bien”, dijo Valiente. “Fue una suma de cosas, no había mucha armonía en el primer partido”, afirmó Mongelos con respecto a la derrota ante Chile por 2 a 0 (21-15 y 21-16). “Era un partido que debíamos ganar”, evaluó Valiente. Las paraguayas son las más chicas en el torneo. Michelle tiene 16 y Erika 17 años y festejan la situación. “Siempre pasa”, dice Valiente. “Es divertido y se siente bien”, explica su compañera. “Miran nuestros partidos y nos dicen que nos ven con buen futuro”, reveló con una sonrisa amplia Mongelos.